Riflessi: juego de miradas
Una casa introspectiva que juega con la luz, los puntos de vista y la conexión entre los ambientes. La yuxtaposición del color enfatiza los espacios privados, genera sorpresa y pone en valor el vacío.
En la población de Almazora, a pocos kilómetros de Castellón, nos encontramos con una vivienda de planta alargada en la que la luz no lucía todo su potencial. Con el proyecto de diseño interior, los dueños buscaban revitalizar una casa parada en el tiempo para convertirla en un espacio carismático y vivo. Otro requisito fundamental era garantizar la accesibilidad a los tres niveles de la casa mediante la instalación de un ascensor.
La nueva distribución conecta y unifica los espacios aprovechando al máximo la luz natural. Dos correderas de cristal ocupan los nuevos huecos, flexibilizan el espacio y garantizan un uso eficiente de los sistemas de climatización. Además, convierten la vivienda en un espacio abierto dejando pasar la iluminación natural donde antes menguaba.
La primera planta cuenta con una cocina de concepto abierto que comunica visualmente con el living mediante dos paños acristalados. Gracias a ellos, es posible separar/fusionar los espacios y conseguir puntos de vistas oblicuos que recorren las estancias enriqueciendo la mirada. La combinación del blanco con el roble genera un ambiente sereno que invita a la estancia. El mural, que simula una orangerie, ensancha visualmente la habitación y genera un nuevo foco de atención.
Dando acceso a esta primera planta, el recibidor en azul plomo confiere un aspecto casi teatral al espacio. La tonalidad se aligera ascendiendo a la zona de noche y genera una sensación de amplitud y luminosidad. Una puerta raso muro esconde el baño cortesía.
El último nivel de la vivienda alberga los dormitorios, el vestidor y los baños. El dormitorio principal se caracteriza por una boiserie con efecto acolchado que hace, a la vez, función de cabecero y de luz ambiental. Su terminación integra una tira led que baña la pared con una suave luz indirecta que crea un ambiente cálido y acogedor. Las mesitas de noche, en tinta con la pared, armonizan el conjunto y dejan protagonismo a los detalles.
Los baños, deliberadamente diferenciados, reflejan deseos y necesidades de los dueños. El primero más fresco y divertido juega con las tonalidades del verde y del terracota, el segundo más sobrio combina el blanco y negro apostando por la matericidad y las texturas.
Finalmente, con el proyecto de interiorismo y una cuidada selección de materiales, conseguimos adaptar la vivienda a las exigencias de los clientes que cuentan, ahora, con un hogar mucho más amable, moderno y vivible.
Fotos: Ana Ferrero fotografía